Si le preguntamos a cualquier doctor, seguramente nos dirá que la mejor forma de mantenerse saludable, es con la prevención, pues es siempre más fácil evitar una enfermedad antes de que se presente, que intentar curarla. Y este consejo es tan sabio, que no sólo es válido para nuestra salud física, sino también para nuestra salud económica. Y para lograrlo, nuestra mejor herramienta es la llamada cultura financiera.
Se le llama así de forma clásica a todos los conocimientos básicos del funcionamiento de la economía, que nos prepara para tomar las mejores decisiones al respecto, y prevenir los problemas de este rubro antes de que se presenten. Generalmente, todos tenemos un mayor o menor grado de la misma, adquirida por la propia experiencia, desde niños incluso, adquirimos nuestras primeras nociones, que son las más básicas: El dinero sirve para comprar objetos y pagar servicios, y puedes recibirlo a cambio de trabajo. Ya según vamos creciendo, vamos adquiriendo otros conocimientos, pero desafortunadamente, gran parte de ello es a base de errores que, en este caso literalmente, pueden salirnos muy caros.
Si bien la cultura financiera implica una serie de conocimientos básicos sobre el dinero y la forma en que éste circula, la gran mayoría de los elementos que la conforman están basadas en el sentido común, y con sólo aplicar estos sencillos principios, estarás logrado una gran parte de los resultados positivos. Ten esta lista siempre presente, pues te garantizamos que vas a agradecer tener estos consejos a la mano.
Analiza los pros y contras de cualquier decisión: Revisa con cuidado todas las posibles consecuencias de lo que decidas, y nunca te vayas por la primera impresión sin comprobar.
Sé cauto: Una de las frases favoritas de Nelson Rockefeller, uno de los hombres más ricos del mundo, era “Confía en todos, pero siempre pídeles recibo”. Recuerda que los fraudes y engaños están a la orden del día, e incluso las instituciones serias buscarán venderte lo que para ellas es más conveniente, que puede o no serlo para ti también. Toma todo con una buena dosis de escepticismo.
Prioriza: En cuestiones de dinero, siempre habrá un enfrentamiento entre lo que quieres y lo que necesitas. Es conveniente que tengas muy claro que es lo que realmente es importante, y planear tus gastos con respecto a este parámetro.
Sé realista: al momento de planear tus gastos, debes conocer exactamente cuánto puedes gastar, ya sea en efectivo o crédito. Los “Ahí veo luego como le hago” no tienen cabida en una buena cultura financiera.
Mantén la disciplina: Tanto para realizar tus pagos a tiempo, como para mantener tu rutina de ahorro, lo mejor que puedes hacer es tener un programa, y apegarse al mismo. El “hacer una excepción” puede volverse frecuente con mucha facilidad, y una vez que eso pasa, toda la planificación se viene abajo.
Además de aplicar estos puntos siempre, un poco de estudio es importante. Antes de contratar cualquier servicio bancario o financiero, infórmate, trata de tener una idea lo más completa posible de cómo funciona, y cuales son sus ventajas y desventajas. Recuerda que la información es poder, y mientras más tengas, más elementos tendrás para tomar la decisión adecuada.
Al final, la misma experiencia te irá enseñando, pero lo mejor es que no esperes a que te pase para tenerlo en consideración. De la misma forma que la prevención en la salud, este tipo de conocimientos te asegurará que tu vida a futuro será mucho más tranquila.
Recuerda que con tu cuenta Fondeadora tienes visibilidad sobre todos tus gastos para hacer mejor tu planeación.