Sabes que cuando te enfrentas a la vida de freelance, necesitas desarrollar muchos skills para salir adelante, como por ejemplo, habilidad de negociación, esto sobre todo para conseguir nuevos clientes; organización de trabajo nivel dios, cuando haces “chamba” para muchas empresas; manejo del estrés, para no volverte loco y llegar bien a los deadlines, en fin, podemos enumerar otras habilidades necesarias, pero queremos concentrarnos en contarte sobre aquellos pequeños “hacks” que te ayudarán a llevar tu faceta de autónomo mucho mejor.
El no tener idea de cuánto debes cobrar por tu trabajo es algo “normal” al comenzar en el mundo del freelance. Primero, reconoce el valor cualitativo de tu esfuerzo, aprécialo y no tengas miedo de cobrar lo justo, ¿pero, qué es lo justo? Identifica los gastos e ingresos que generas en un determinado periodo de tiempo –puedes hacerlo considerando un mes. Para los gastos, toma en cuenta todo aquello que creas necesario para poder prestar tu servicio.
Supongamos que el promedio de los gastos mensuales necesarios para realizar tus actividades económicas son alrededor de $10,000. Que tus costos oscilan entre los $2,500 (capacitaciones, idas al doctor, un nuevo equipo, etc.), y decides agregar un 40% de utilidad.
Tendrías que generar, por lo menos, un total de $17,500 al mes.
Ya teniendo el costo por hora de tu trabajo, podrás calcular también un estimado de impuestos que debes agregarle a tu servicio. Este nuevo cálculo formará parte del precio final de tu servicio, por lo que deberás considerar que esa cantidad de dinero será destinada para pagarlo al SAT.
El tipo de impuesto dependerá del servicio que ofrezcas, en este caso, los dos principales por honorarios profesionales:
IVA (impuesto al valor agregado)
ISR (Impuesto sobre la renta)
Deducciones autorizadas: Éstas son gastos indispensables para realizar tu trabajo por honorarios y te servirán para la reducción de tus impuestos, entre ellas destacan: Software y hardware para tu computadora; material para oficina; gasolina; renta de oficina; servicios de contabilidad; cursos relacionados a tu profesión; etcétera.
Deducciones personales: A diferencia de las anteriores, éstas entran para cualquier tipo de Persona Física (excepto para RIF), así que por honorarios profesionales puedes presentar estas deducciones en tu declaración anual, lo que podría generar saldo a favor y obtener las famosas devoluciones de impuestos, entre ellas destacan: Pagos de honorarios médicos (psicólogos; dentistas; seguro de gastos médicos mayores; estudios) hipotecas; colegiaturas; gastos funerarios; ingresos a tu AFORE y otros.
Si te dedicas a prestar un servicio profesional independiente (Régimen de honorarios profesionales), debes generar retenciones de impuestos de ISR e IVA en el cobro de tus ingresos. Y es obligatorio que estos se reflejen en tu factura.
Este hack es el menos conocido y el del que más debería hablarse: Las tarjetas de débito y crédito son monitoreadas por el SAT (en estas también las tarjetas NO bancarias).
Al momento de darte de alta ante el SAT todas tus cuentas estarán fiscalizadas, no existirán cuentas “fiscales” y “personales”, por lo que deberás cuidar el manejo de éstas.
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